Oración a San Cipriano

Hoy os traemos la oración y quién fue San Cipriano, una de las santas más importantes de la historia. En la religión católica San Cipriano representa un papel fundamental.

La oración católica diaria a San Cipriano nos conecta y nos acerca a Dios. Gracias a la oración a San Cipriano mejorará nuestra vida.

El rezo a San Cipriano debe ser profundo y con un pensamiento limpio y enriquecedor. Esto nos proporcionará la unión con Dios y con nuestra fe católica. Recemos juntos esta oración:

Video de Oración a San Cipriano

¿ Quién fue San Cipriano ?

San Cipriano nació hacia el año 200, pertenecía a una familia adinerada y preparada se dedicó en su juventud a estudiar retórica y filosofía, hombre culto y equilibrado, fue acusado de brujo y hechicero.

Por ello fue sometido a aceite hirviendo en una tina y salió ileso, posteriormente fue decapitado.

Oración a San Cipriano para todos los días

Oh, SanCipriano, hombre de formación muy culta,

estudiaste retórica y filosofía,

en tu primera vida practicabas la magia y hechicería,

preparabas potentes pociones para dominar el espíritu y los muertos,

reconociste los errores, hasta con Lucifer hiciste pacto.

SanCipriano, con el mismísimo diablo te enfrentaste,

a pesar del poder, el conocimiento, su sabiduría,

con la cruz de Jesús no pudiste,

SanCipriano , molesto le dice a Lucifer;

desde ahora mismo me reniego a usted,

como Cristo es más potente en su discípulo me convertiré,

abrazaste el cristianismo y a obispo llegaste.

SanCipriano empezó una nueva vida

entregado a Dios y al EspírituSanto,

ayudando a los humildes, a los más desprotegidos,

le conseguiste pan al más necesitado,

ayudaste al enfermo para que se parara de la cama

a cualquier hora acompaña al caminante

y no lo desampara ni de noche ni de día.

SanCipriano, eres espejo de fe y esperanza,

ayudas al minusválido y proteges a los hombres y mujeres,

para el afligido usted es su consuelo,

no te olvides de mi voz que te suplica,

vengo ante ti a rogar,

a pedir clemencia de tu voluntad,

y que me guíes por el sendero de fortuna,

que me llevará a alabarte con más gracia.

Amén.

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