Parabola del buen Samaritano

Significado de la parábola del buen samaritano

El significado de la parábola del Buen Samaritano de Jesús es muy simple: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».

Antes de contar la historia del samaritano, se le pregunta a Jesús cuál es el mayor mandamiento de todos. Respondió: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es éste: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo'».


La parábola del buen samaritano es una historia para ilustrar cómo «amamos al prójimo como a nosotros mismos». Cuando otras personas necesitan más nuestra ayuda, como el hombre del camino, es cuando nuestro amor al prójimo se pone verdaderamente a prueba. Jesús nos dice que seamos como el buen samaritano, ayudando a los demás en momentos de necesidad, y no como el sacerdote y el levita que ignoraron a su prójimo.

Video de la párabola del buen Samaritano

Parábola del buen samaritano

Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde. Y les repartió los bienes. 

No muchos días después, el hijo más joven, reuniéndose todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. Después de gastar todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. 

Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos; y nadie se las daba.

Recapacitando, se dijo: ¡cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros. Y levantándose se puso en camino hacia la casa de su padre.

Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y se compadeció; y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 

Comenzó a decirle el hijo: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.

Pero el padre dijo a sus criados: pronto, sacad el mejor traje y vestido; poned un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo, y vamos a celebrarlo con un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado. Y se pusieron a celebrarlo.

El hijo mayor estaba en el campo; al volver y acercarse a casa oyó la música y los cantos y, llamando a uno de los criados, le preguntó qué pasaba.

Este le dijo: Ha llegado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado por haberle recobrado sano. 

Se indignó y no quería entrar, pero su padre salió a convencerlo. Él replicó a su padre: Mira cuántos años hace que te sirvo sin desobedecer ninguna orden tuya, y nunca me has dado ni un cabrito para divertirme con mis amigos.

Pero en cuanto ha venido ese hijo tuyo que devoró tu fortuna con meretrices, has hecho matar para él el ternero cebado. 

Pero él respondió: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero había que celebrarlo y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado».

Resumen parábola del buen samaritano

Jesús cuenta la parábola, o historia, del Buen Samaritano en Lucas 10 del Nuevo Testamento. En ese capítulo bíblico, dice: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó cuando fue atacado por unos ladrones. Lo despojaron de sus ropas, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.

Un sacerdote bajaba por el mismo camino y, al ver al hombre, pasó por el otro lado. También un levita, al llegar al lugar y verlo, pasó por el otro lado. Pero un samaritano, mientras viajaba, llegó donde estaba el hombre; y al verlo, se compadeció de él. Se acercó a él y le vendó las heridas, echándole aceite y vino. Luego montó al hombre en su propio asno, lo llevó a una posada y lo atendió».


El buen samaritano fue la persona que se apiadó del hombre que estaba medio muerto y robado al lado del camino. Después de que un sacerdote y un levita pasaran por delante del hombre abatido, sin mostrarle piedad ni compasión, el samaritano se ocupó de él y le salvó la vida.

Parábolas de Jesús y su significado: